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Carmen, Carmen

Alguien habrá

que se quede conmigo.

Alguien habrá

que no me matará.

De uno en uno

dejaré mi recado en vuestro oído,

y alguno habrá

que no me matará.

Antonio Gala, Carmen, Carmen.

En ocasiones, la vergüenza -o la falta de ella- se apodera de situaciones, personas o lugares. Desde hace unas semanas, se ha apoderado de El Campello con la Virgen del Carmen como excusa.

Los hechos resumidos, según recoge la prensa a nivel nacional o local, son los siguientes:

En El Campello ha surgido un fuerte enfrentamiento entre el párroco Pedro Juárez y la Comisión de Fiestas “Estrella de los Mares” por la imagen de la Virgen del Carmen. La Comisión denunció al sacerdote por apropiación indebida, alegando que retiró y ocultó la talla sin su consentimiento, pese a que, según ellos, fue adquirida por la asociación en los años 80. También afirman que la imagen presenta daños.

El cura defendió su decisión de exponerla nuevamente en la iglesia, asegurando que “la Virgen pertenece al pueblo” y debe presidir los actos religiosos. La Comisión lo acusa de actuar de forma unilateral y generar división entre los vecinos.

El Obispado se ha mantenido al margen y el Ayuntamiento, aunque no es propietario de la imagen, ha retirado su apoyo a la Comisión, excluyéndola de los actos oficiales de las fiestas de 2025. El conflicto, sin resolución institucional, está ahora en manos de la justicia.

Resumida la situación a día de hoy, lo cierto es que por muchas veces que se repita una mentira, la mentira no se convierte en verdad. Si la Comisión de Fiestas “Estrella de los Mares” (en realidad, Asociación Cultural sin ánimo de lucro sin ninguna vinculación oficial con el hecho religioso) conserva documentos concluyentes sobre la propiedad de la imagen (factura, contrato, acta de donación…), la Comisión se convierte en su propietaria civil.

Independientemente de cómo se adquiera una imagen, ya la compre una asociación cultural, una comisión, un devoto o un sacristán, la imagen pasa automáticamente a formar parte de la titularidad de la parroquia y del arzobispado u obispado del lugar.

Además, si durante un largo periodo de tiempo (desde los años 80), la parroquia ha tenido la posesión pacífica de la imagen de Ntra. Sra. del Carmen, expuesta al culto público, automáticamente la imagen adquiere un carácter sagrado bajo el derecho canónico (el cual sí afecta a la Asociación Cultural Comisión de Fiestas “Estrella de los Mares” porque el bien se encuentra en el seno de un templo) aunque no haya una «donación» formal a la Iglesia. Esto es, aunque la comisión pueda ser titular civil, el uso litúrgico y su depósito en el templo implican una sujeción al ordenamiento canónico. No puede disponerse libremente de ella sin la aprobación de la autoridad eclesiástica.

¿Puede la comisión restaurar, mover o retirar la imagen sin permiso del párroco o el obispo? No. Y esto tiene fundamento canónico:

 “Los lugares sagrados están bajo la autoridad del ordinario y no puede hacerse en ellos nada contrario a la santidad del lugar.” (Cann. 1213)

 “Debe conservarse firmemente el uso de exponer a la veneración de los fieles imágenes sagradas en las iglesias.” (Cann. 1188)

Toda intervención sobre una imagen sagrada requiere el consentimiento del párroco o, si el bien es de valor artístico o histórico, del obispo o incluso del Vaticano si supera ciertos valores económicos, artísticos, etc.:

“Cuando hayan de ser reparadas imágenes expuestas a la veneración de los fieles en iglesias u oratorios, que son preciosas por su antigüedad, por su valor artístico o por el culto que se les tributa, nunca se procederá a su restauración sin licencia del Ordinario dada por escrito; y éste, antes de concederla, debe consultar a personas expertas”. (Cann. 1189)

Cuando un bien artístico-religioso se pone al servicio del culto público, aunque su propiedad civil sea privada, se ve afectado por el régimen canónico del ius sacrum, es decir:

“Los bienes temporales destinados al culto divino pasan a ser bienes eclesiásticos.” (Cann. 1257)

Atendiendo a todo esto, presuntamente por supuesto, una Asociación Cultural, Cofradía, Hermandad o Conjunto de Fieles, no pueden restaurar por su cuenta una imagen sagrada porque necesitan permiso del párroco o del obispo y, generalmente si no se quieren hacer las cosas de manera chapucera, la presentación de un proyecto de restauración y las credenciales de quién será el encargado de restaurar la imagen por minúsculo que sea el problema.

De la misma manera y por los mismos motivos expuestos, tampoco es posible sacar la imagen del templo sin permiso puesto que la imagen tiene uso litúrgico y devocional. Es más, tampoco se podría disponer de la imagen en procesión privada o pública porque requiere autorización eclesiástica.

Por resumir un poco todo esto, que lo único que está consiguiendo es la mofa nacional de un pueblo digno como es el pueblo de El Campello y la inquina insidiosa contra un sacerdote; lo que en principio es posible realizar por parte de la Asociación Cultural Comisión de Fiestas “Estrella de los Mares” es reclamar la propiedad civil la cual, presuntamente, les corresponde; pero la iglesia tiene, a priori, la custodia litúrgica y el control del uso y tratamiento de la imagen. La imagen no puede ser restaurada, trasladada o retirada sin autorización expresa del párroco e incluso del obispo:

“Por derecho nativo, e independientemente de la potestad civil, la Iglesia Católica puede adquirir, retener, administrar y enajenar bienes temporales para alcanzar sus propios fines” (Cann. 1254)

Escribo todo esto como un hombre de fe, católico practicante que conoce perfectamente la realidad de El Campello, mi pueblo. Es vergonzoso ver cómo se utiliza una imagen sagrada y venerada para intereses particulares en un enfrentamiento público, judicializado, politizado y mediatizado, únicamente con fines particulares.

La Virgen de Ntra. Sra. del Carmen forma parte de la religiosidad popular, formando así parte intrínseca del pueblo de El Campello, tanto de los que viven en el Carrer La Mar como los que viven más arriba.

Conozco muy bien el significado de la Virgen del Carmen, como hijo y nieto de marinero que soy y porque, como compositor, he compuesto para una de las devociones más importantes de Sevilla, como es la Hermandad del Carmen Doloroso, la marcha procesional Stella Omnium Sanctorum de reconocido éxito.

Además conozco perfectamente la realidad religiosa y litúrgica porque, por un lado, he realizado estudios de Teología, Filosofía y Religión según Joseph Ratzinger (SS. Benedicto XVI) y porque llevo 4 años al servicio de la Santa Madre Iglesia, en la diócesis de Toledo como Maestro de Capilla, además de haber compuesto más de 40 marchas procesionales y otras obras sacras para las cofradías y hermandades más importantes de este país, como la Esperanza Macarena o la Esperanza de Triana entre otras muchas.

Dejemos de hacer ruido y hagamos nuestra la invitación de Benedicto XVI cuando encomendaba a las comunidades contemplativas a la Virgen del Carmen pidiendo que nos “ayude a todos los cristianos a encontrar a Dios en el silencio de la oración”. Hagamos menos ruido y más obras, siendo -como María- modelo de oración, contemplación y entrega a Dios, porque por nuestra obras se nos conocerá.